Munición: balas de sal
Ya desde la Grecia antigua, la sal ha tenido un gran poder simbólico al ser nuestras lágrimas y saliva saladas y a su vez proceder ésta del mar y la madre Tierra... además, obviamente, de condimentar, enriquecer y conservar nuestros alimentos. La palabra latina «sal» significa también ingenio, “salsus” (salado). Homero llama “divina” a la sal, la cual se utilizaba también en sacrificios expiatorios y misterios para purificación simbólica. Los antiguos romanos ponían sal en los labios de los lactantes para protegerles de los peligros invisibles.
Ciertos mitos sirios refieren que los hombres aprendieron de los dioses el uso de la sal; Gabija, una antigua diosa lituana, era señora del fuego sagrado y en su honor se esparcía sal en las llamas. Decíase que los demonios abominaban de la sal y todavía en leyendas relativamente recientes acerca del “sabbat de las brujas” se dice que, en el banquete que se ofrecía, todos los manjares eran sin sal. En la Biblia la sal es un medio simbólico de unión entre Dios y su pueblo; Eliseo purifica una fuente echando sal en ella (IICartago, esparcieron sal en los campos que rodeaban la ciudad, para volverlos estériles para siempre; según se lee, esto mismo hizo Abimelech en la Biblia con la conquistada ciudad de Sichem (Jueces 9, 45). Libro de los Reyes 2, 19 y s.). También es conocida la acción destructiva de la sal: los romanos, después de la destrucción de
En muchos rituales espirituales de llamada, se traza un círculo con sal, dentro del cual la persona permanece protegida, dado que se sabe que muchas entidades negativas no pueden atravesar un círculo trazado con sal.
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Mientras que el poder defensivo y de barrera de la sal está suficientemente demostrado, muchos son los arcanistas que todavía discuten a cerca del poder agresivo de la misma contra los espectros y entidades negativas. Aun y así desde la D.P.A. son mayoría los equipos que se provisionan con dicha famosa munición.
“Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal”. Levítico 2, 13